Impulsos
¿Qué mueve al ser humano? Más allá de las teorías psicológicas, emocionales o de cualquier otro orden, que pretenden definir el origen que nos impele al destino, creo que existen una serie de impulsos entremezclados, algunos incluso banalizados. Hoy en día, el principal impulso social, es el material, la posesión de bienes, representado en su máximo exponente: el dinero. Pero no es el único, hay más, significados en el orden, lugar y momento de cada una de nuestras vidas. Cuando creemos que los que nos impulsa son conceptos materiales, llega una situación critica, donde te ponen el destino encima de la mesa, y tu fuero interno se deja llevar por otros impulsos, genéticos, emocionales, vitales: la supervivencia.
Conste, que yo anteriormente, en otros comentarios (ECDV-I y ECDV-II) ya comentaba que tanto la felicidad como la esperanza pueden ser (y son en gran parte) impulsos en la vida de muchas personas. Luego queda la manipulación que se hace de estas emociones, pero es bien cierto que los impulsos vitales a la hora de tomar decisiones críticas, se tornan emocionales, primarios y vitales, lejos del materialismo neo-conservador.
Estaba dando vueltas a esta idea, cuando en los últimos días, he sido testigo de como algunas personas, fuera de su discurso superficial habitual, daban un giro copernicano a su punto de vista de la vida, cuando ésta empezaba a darles la espalda.
y es que creo que los impulsos que nos mueven, muchas veces son en el fondo la expresión de nuestros deseos y esperanzas, que luego transformamos en necesidades, confundiendo la meta (gracias, marketing) pero todos albergan un único motivo: encontrar sentido a nuestras decisiones, y al fin y al cabo, decidimos muchas veces de forma impulsiva.La razón suele quedar lejos de los impulsos vitales, pues muchas veces, tienes que tomar una decisión en cuestión de segundos, y es ahí entonces, donde sacamos lo mejor de nuestra memoria genética, de miles de años de empirismo almacenado en 4 míseras letras, que hacen que nos protejamos de nuestras propias decisiones.
Impulso Vs. Razón, una sirve para vivir a largo plazo, otra para vivir a corto plazo, son complementarias, y en el equilibrio está el secreto de la longevidad.
Conste, que yo anteriormente, en otros comentarios (ECDV-I y ECDV-II) ya comentaba que tanto la felicidad como la esperanza pueden ser (y son en gran parte) impulsos en la vida de muchas personas. Luego queda la manipulación que se hace de estas emociones, pero es bien cierto que los impulsos vitales a la hora de tomar decisiones críticas, se tornan emocionales, primarios y vitales, lejos del materialismo neo-conservador.
Estaba dando vueltas a esta idea, cuando en los últimos días, he sido testigo de como algunas personas, fuera de su discurso superficial habitual, daban un giro copernicano a su punto de vista de la vida, cuando ésta empezaba a darles la espalda.
y es que creo que los impulsos que nos mueven, muchas veces son en el fondo la expresión de nuestros deseos y esperanzas, que luego transformamos en necesidades, confundiendo la meta (gracias, marketing) pero todos albergan un único motivo: encontrar sentido a nuestras decisiones, y al fin y al cabo, decidimos muchas veces de forma impulsiva.La razón suele quedar lejos de los impulsos vitales, pues muchas veces, tienes que tomar una decisión en cuestión de segundos, y es ahí entonces, donde sacamos lo mejor de nuestra memoria genética, de miles de años de empirismo almacenado en 4 míseras letras, que hacen que nos protejamos de nuestras propias decisiones.
Impulso Vs. Razón, una sirve para vivir a largo plazo, otra para vivir a corto plazo, son complementarias, y en el equilibrio está el secreto de la longevidad.
Etiquetas: filosofía, reflexiones, sociedad